Me pregunto qué clase de anotaciones habrá en la agenda de
70 hojas que la Benemérita encontró en la casa de Francisco Granados para que
Esperanza Aguirre se haya tenido que ir de la presidencia del PP de Madrid en
espantada. Una agenda que demuestra, según parece, que el PP madrileño se
estuvo financiando durante años de manera irregular. ¿Aparece quizá el nombre
en ella?, ¿gente de su confianza?, ¿o simplemente se va como estrategia
electoral? Reconozco que a la señora Aguirre es muy difícil pillarla en falta.
En su haber tiene este mérito. Pero se me hace raro que el pasado viernes, en
el Parlamento regional, hiciera una defensa cerrada de lo ejemplarizante que ha
sido su gestión y de la confianza que tiene en su gente y solo dos días más
tarde haya querido dimitir. También es cierto que esta señora nos tiene
acostumbrados a irse sin moverse del sitio. Que esa es otra. Y que con su
dimisión solo pretenda meter presión a Rajoy para que igualmente asuma su
responsabilidad por el Caso Bárcenas, ente otros, y se vaya. Algo que empiezan
a pedir muchas voces en el PP.
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